By Mara Duran
Si alguna vez te has sentido perdido entre dos culturas ¡Bienvenido! Mi nombre es Mara Durán. Soy originaria de México, actualmente estudio en Pima Community College. La mayor parte de mi vida la he pasado en Guadalajara, Jal. es una ciudad con 8.5 millones de habitantes, aunque es presa del ruido, la prisa y el caos; se caracteriza por estar en constante movimiento.
La amabilidad de la gente es una cualidad que hace volver a cualquiera que la visita. Además, es la cuna del tequila, el mariachi, la charrería y como muchos otros estados de México, del buen comer. Por lo tanto, al llegar a la quietud de Tucson encontré un remanso de paz en medio del desierto.
Vivir en un país en el que no crecí, resulta un reto que puede ser abrumador, si has pasado por algo así, seguramente sabrás lo que significa verte inmerso en una cultura nueva ante la disyuntiva de conservar tradiciones de tu cultura de raíz y adaptarte el aprendizaje que emerge al navegar en un lugar tan distinto y lejano a tus costumbres. Desde m mi punto de vista, para los hispanos que viven en Estados Unidos existen dos escenarios que marcan significativamente su desarrollo dentro de esta cultura americana.
En el primero se encuentran los latinos que nacen en Estados Unidos pero su familia de origen es de raíz mexicana. Hoy no hablaremos de esto, pues voy a enfocarme al segundo contexto. Como en mi caso, están aquellos que nacieron en otros países, pero llegaron a vivir a Estados Unidos.
Sin embargo, en ambos parajes se presenta el mismo fenómeno, estos dos grupos tienen que lidiar con la confusión de su propia identidad étnica.
Al estar expuestos a esta nueva experiencia, perdemos la practica o el arraigo a nuestra cultura, dejando en una sensación de olvido nuestra esencia. Por otro lado, estar lejos de la familia y los amigos nos obliga a reconectar con nuestros talentos y descubrir habilidades que ya teníamos en desuso. Hay momentos en los que desconfiamos de nosotros mismos, a tal grado que aún cuando hablamos y entendemos inglés, la pronunciación (entre muchos otros) es un factor que puede detener nuestro proceso de adaptación, (aunado a la creencia de que los americanos no son tan cálidos), puedo decirte que si nos abrimos a esta etapa de aprendizaje podremos encontrar que hay personas valiosas y amables dispuestas a enseñarte su cultura y apreciar la tuya.
¿Por qué si otros pueden ver la riqueza de un país como México o cualquier otro, a nosotros nos cuesta trabajo identificarnos con lo que forma parte de nuestra identidad? Llega un punto en el que por querer adaptarnos a esta situación tratamos de hacer a un lado todo lo que somos. Es imposible esconder lo que forma parte de ti. Llegamos a sentir que no somos ni de aquí ni de allá. Es algo así como lo que sucede en algunas familias compuestas que describen a sus integrantes en esta forma, “los tuyos, los míos y los nuestros”.
Atonado a estos renglones se leería de esta manera, “mis costumbres, las tuyas y las nuestras”. Hoy sé que podemos ser ciudadanos del mundo, tenemos la oportunidad de conocer con facilidad otros lugares, de explorar por medio de internet o las redes sociales otras culturas, lo que hará más valioso el recorrido será todo aquello que decidas guardar en tu equipaje, como experiencias inolvidables.
¿Por qué te digo esto? He descubierto que tomar lo mejor de mi país, de mi familia y de mis costumbres es la puerta que me abre a la experiencia de nuevos horizontes. Bienaventurados los que abren su corazón a momentos que los lleven a explorar la diversidad del universo. Es entonces cuando abrazo mi raíz, tomo lo mejor de dos mundos para convivir con el presente, agradezco el día de gracias en Estados Unidos, celebro la independencia de México y exprimo cada experiencia que vivo con la emoción de saber que soy la alegría que se desborda como una fiesta con tequila en mi país.